Por Juan de Dios Garay
El principal elemento de una propuesta de desarrollo sostenible, debe ser ineludiblemente la conservación de la biodiversidad, contemplando criterios técnicos científicos, ya que la importancia de conservar la diversidad biológica radica en que representa un equilibrio ecológico que garantiza funciones transcendentales para la vida de las especies, incluyendo al ser humano.
La importancia económica, social y ambiental de los servicios ambientales, debería ser un elemento de juicio para la toma de decisiones en la formulación de políticas dirigidas a la conservación, puesto que las políticas de desarrollo y los programas de transformación y reformas económicas implementadas han tenido, y siguen teniendo, consecuencias negativas sobre la biodiversidad.
La cada vez más creciente transformación de espacios naturales incrementa significativamente la pérdida de ecosistemas y, en consecuencia, la disminución y pérdida de biodiversidad, lo que se torna en mayores desafíos para quienes velan por la conservación del medioambiente.
Ante esta situación, es necesario abordar e implementar nuevas iniciativas de conservación, que den respuesta de manera asertiva ante las necesidades de mantener los servicios ambientales que atenúen los impactos del cambio climático.
NATIVA aborda el desafío de conservación a escala de paisaje, en la ecorregión Chacopantanal apoyando la conservación de un espacio natural con Áreas de importancia Nacional, Municipal y de Autonomías Indígenas, que además engloba territorios productivos sin ningún estatus de conservación, que necesitan un abordaje de producción más amigable con el medioambiente.
El gran paisaje es un continuo de conservación entre Bolivia y Paraguay de más de 20.000.000 hectáreas, que garantiza el espacio para comunidades de flora y corredores de conservación para especies de fauna, es además el espacio de vida del Pueblo Ayoreo en aislamiento voluntario que recorre el sur de la Chiquitanía boliviana y el chaco boliviano y paraguayo.
Valores de conservación en flora
El Gran paisaje contiene una variedad de ambientes, como bosques y arbustales, pastizales, sabanas, esteros y humedales; espacios de gran importancia por su endemismo. Un ejemplo de ello es el bosque chaqueño, que cuenta con vegetación única, poca conocida y casi endémica de Bolivia, como el Abayoy, que forma parte de la ecorregión de la Chiquitania y tiene características muy peculiares, y que además funciona como un corredor entre la ecorregión del Chaco, que está al oeste y la ecorregión del Pantanal, que está hacia el este. Tanto desde la Chiquitania hacia el sur, como hacia el Chaco, el Abayoy forma un corredor en cruz.
Por otro lado, el Gran Paisaje puede considerarse una de las pocas zonas que quedan con bosques vírgenes y vegetación única y, a veces, demasiado frágil y poco o casi nada valorada, como es el caso de los pastizales y sabanas, constantemente amenazados por incendios forestales debido al desconocimiento de la importancia de éstos, generalmente confundidos hasta por profesionales y funcionarios públicos como un monocultivo de pastos sin importancia, cuando en realidad las sabanas naturales albergan un sin número de especies animales y vegetales, con una riqueza de biodiversidad fundamental en el equilibrio de éste y de otros ecosistemas asociados a la cuenca, además de importantes servicios ecosistémicos tales como la regulación hídrica.
Este artículo forma parte de la edición especial de la revista El Chajá, producida por Nativa Bolivia, organización miembro del Observatorio Pantanal.
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